Más del 92% de nuestros terapeutas son mujeres. Muchas de ellas son mamás, otras tantas deben cuidar de sus padres o son madres solteras. Esta es la riqueza de la economía colaborativa.
Por Helle Jeppsson
Las puertas de SCAPE abrieron oficialmente en inicios del 2018. Siempre tuvimos en la mente que fuera una Aplicación de uso rápido y fácil. Así que desde el arranque estuvo disponible para los sistemas iOS y Android, y vía nuestra página web, para que los usuarios pudieran inscribirse por cualquier vía.
Yo tenía la idea, en un inicio, de replicar el modelo de SPA a domicilio, pero decidimos, mi socio y yo, arrancar como un servicio de masajes. También queríamos incluir el servicio de faciales, pero yo sabía que este servicio debíamos pulirlo bastante más para lograr una gran experiencia.
Empezamos ofreciendo los cuatro masajes base – que hasta la fecha tenemos – :
- El masaje Relajante (o Sueco)
- El masaje de Tejido Profundo (que es descontracturante)
- El masaje Prenatal
- El masaje Deportivo




Claro que hemos ampliado nuestra oferta. Ahora también tenemos masajes reductivos y de drenaje linfático, entre otros. En este sentido, lo que no hemos querido hacer es tener un menú interminable, porque, después de tantos años en la industria, les puedo decir que los clientes casi siempre se decantan por los mismos. Preferimos tener “menor variedad”, pero servicios perfectamente ejecutados.

Cuando iniciamos, uno de los desafíos a los que nos enfrentamos fue que nuestra tecnología funcionara. Hoy, a lo lejos, lo veo muy fácil, pero en ese momento, fue todo un reto que el sistema marchara bien para nosotros y para las terapeutas. Había que lograr que funcionaran zonas horarias; en fin, tantos y tantos layers en la parte tecnológica para que el centro de operaciones que está detrás de todo esto fluyera.
Además, arrancamos SCAPE con el apoyo de una sola terapeuta –así estuvimos como por cuatro o cinco meses–. Por supuesto, solo ofrecíamos servicio en la Ciudad de México y no en todas las zonas. En este aspecto, siempre hemos cuidado que nuestros terapeutas no deban alejarse tanto de la zona donde viven. Así que iniciamos ofreciendo el servicio en colonias como la Condesa y la Roma.
A medida que fuimos ampliando el equipo modificamos los mapas para llegar a prácticamente toda la ciudad –a finales del año 2018, ya teníamos un equipo de 18 terapeutas–. Y entonces nos aventuramos en otras ciudades, como San Miguel de Allende y Valle de Bravo. En esta última ciudad fue nuestra prueba piloto.

Ya en el año 2019 iniciamos operaciones en otras ciudades, como Querétaro y Guadalajara. Justo, poco antes de que diera inicio la pandemia, habíamos puesto en marcha Monterrey. Para nosotros esta apertura era importante, por la relevancia que tiene la ciudad en el país. Este fue un duro golpe para nosotros, porque ya habíamos logrado armar un gran equipo. Así que congelamos un poco esta parte del proyecto.
Sin embargo, los años 2021 y 2022 han representado para nosotros una fuerte expansión. Ya estamos en 23 ciudades. Recuerdo que cuando teníamos 30 terapeutas, se me hacía un universo enorme. ¡Hoy llegamos casi a 900! Y con mucho orgullo puedo decir que muchas de las terapeutas que iniciaron con nosotros aún continúan.
Desde que comenzamos con la operación de SCAPE, yo tenía muy claro que debíamos tener dos pilares: tener a las mejores terapeutas, para que los clientes quisieran tomar el servicio de nuevo. Y la seguridad. En este aspecto, una empresa externa independiente revisa todo el perfil de seguridad de los postulantes. Y es que en México este es un tema que preocupa mucho, porque al final se trata de que una persona entre a tu casa a realizar un servicio. Y la gente quiere sentirse segura. Al día de hoy, nunca hemos tenido un problema de seguridad en cuatro años de operación.
Claro que también es muy importante que nuestros terapeutas se sientan seguros de acudir a los hogares y empresas que contratan el servicio. Y es que para solicitarlo requerimos que los clientes ofrezcan una serie de datos personales y bancarios –en este aspecto mucho nos ayudan los controles que tiene la banca mexicana–.
En México, los terapeutas tienen prácticamente dos opciones para trabajar. Una de ellas es directamente ofreciendo sus servicios en un Spa, y la otra es trabajar por su cuenta.
Trabajar dentro de un Spa suele ser duro para los terapeutas; en general suelen laborar dobles turnos. Los horarios de atención son entre 9 am y 8 pm. Sin dejar de mencionar que la actividad que llevan a cabo es físicamente muy fuerte. Además, estos lugares suelen abrir seis días a la semana, y los trabajadores no viven cerca. En muchos casos, los terapeutas no tienen vida. No hay tiempo para ellos, ni para sus familias. A este escenario debemos agregar el salario que perciben, que se encuentra entre 6,000 y 8,000 pesos mensuales. Claro que las propinas son un factor relevante, pero estas varían de acuerdo con el lugar donde se encuentre el Spa. Si es en Los Cabos, no será extraño encontrar turistas dispuestos a dejar 20 o 50 dólares como propina. Nada mal.
Los que eligen trabajar por su cuenta y optan por anunciarse en alguna red social –u otro medio–, se suelen topar con gente que piensa que están ofreciendo un servicio sexual. Y entonces se limita mucho su campo de acción. Sí consiguen clientes, pero mucho dependerá de la recomendación de boca en boca.
Así que en SCAPE, ofrecemos ‘lo mejor de muchos mundos’, porque los terapeutas pueden construir su propio negocio. De ellos depende la cantidad de trabajos que quieran llevar a cabo, la zona donde se quieran desempeñar y el número de horas que deseen dedicar. Hace algunas semanas vino a la CDMX una de nuestras terapeutas, y es que debían operar a su mamá. Ella pudo venir, cuidarla y seguir trabajando desde aquí sin ningún problema. En una semana ganó 20,000 pesos –hay terapeutas que ganan entre 40,000 y 50,000 pesos mensuales–. Esto es lo maravilloso de la tecnología cuando la empleas en herramientas que le facilitan la vida a las personas.

Algo parecido ocurrió con otra de nuestras terapeutas. Ella laboraba en Guadalajara, pero trasladaron a su esposo a la CDMX por trabajo. Entonces, ella pudo cambiar su residencia sin ningún problema, porque puede seguir trabajando.
Tenemos el caso de un matrimonio en el que los dos son terapeutas, ambos trabajan en SCAPE. Tienen dos niños pequeños: una bebé de ocho meses y un niño de tres años. Así que mamá y papá se turnan para trabajar y cuidar a sus niños.
Otra historia que me encanta es la de un grupo de terapeutas amigas que se juntaron para alquilar un departamento en Acapulco. Pagaron su transporte y se llevaron sus utensilios de trabajo. Laboraron en aquella ciudad por dos semanas, mientras también vacacionaban. A mí, estas historias de movilidad me emocionan.
Militza, nada es imposible
Siempre he tenido claro que el tema de la inclusión en las empresas es muy relevante. Y que, aunque en el inicio de SCAPE fuéramos pocos, debíamos marcar una diferencia. No obstante, la llegada de Militza nos mostró el camino.

Hace más o menos tres años, ella se presentó en nuestras oficinas para pedir trabajo. En ese momento yo no me encontraba. Así, que fue recibida por dos chicas de la oficina. Cuando yo volví me dijeron que había acudido una terapeuta con discapacidad visual a solicitar empleo. Claro que el impulso natural en la oficina fue que no sería posible que trabajara con nosotros, porque todo era a través de una Aplicación, y ella debía llegar a los servicios por sus propios medios. En Estados Unidos yo ya había tenido oportunidad de trabajar con terapeutas con discapacidad visual, pero eran Spas físicos, y la movilidad era más fácil.
Así que tomé sus datos y la llamé. Siempre he sido de la idea de que nada es imposible. Y yo sentía que, si ella nos había buscado, era porque en nosotros percibía una posibilidad. Nos entrevistamos y resultó ser una mujer espectacular –acaba de ser mamá hace unos meses–. Es una terapeuta increíble. A raíz de que comenzamos a trabajar con ella rediseñamos la App para que toda la información relacionada con SCAPE le pudiera llegar en mensajes sonoros. Fue todo un reto, pero logramos adecuar el sistema.
Cuando ella empezó a trabajar, yo casi me iba con ella en el taxi. Me preocupaba que llegara segura, que pudiera llegar a la residencia. Yo, incluso, les hablaba a los clientes antes de que ella llegara para que pudieran ayudarla. Pero Militza me dijo “no hagas eso. Yo puedo sola. No necesito que nadie me ayude”. Y es increíble, pero Militza no ha llegado una sola vez tarde a un servicio.
La gente es buena. Al final, la gente se vuelca cuando todo funciona. Los choferes de Uber la han ayudado innumerables veces para bajar sus cosas; la acompañan hasta la puerta. En fin, siempre hay alguien que está dispuesto a tender una mano. Y los clientes han tenido una respuesta espectacular.

Ella nos fue enseñando, porque para nosotros internamente todo era nuevo. Pero ella nos enseñó a adoptar la inclusión de verdad. Y hoy, existe un equipo que ella lidera de 10 terapeutas con discapacidad visual.
Otro proyecto en el que participan es en el servicio empresarial, SCAPE @ Work, donde se acude a las empresas para ofrecer masaje a los colaboradores en sillas de shiatsu. Este se ha vuelto muy atractivo para las compañías, sobre todo por el cumplimiento de la NOM-035, que busca prevenir los factores de riesgo psicosocial. A este tipo de solicitudes acuden entre dos y cuatro terapeutas, algunas de ellas con discapacidad visual.

En SCAPE buscamos ser una fuente de trabajo flexible. Más del 92% de nuestros terapeutas son mujeres. Muchas de ellas son mamás, otras tantas deben cuidar de sus padres o son madres solteras. Y esta es la riqueza de la economía colaborativa. En la que, además, si un día, o una temporada debes dejar de trabajar, puedes regresar sin ningún inconveniente, porque tu trabajo seguirá ahí.
Nosotros abrimos la posibilidad de que más madres puedan convivir más tiempo con sus hijos o con otros familiares. Nos hemos convertido en un mecanismo que les permite movilidad sin la preocupación de perder su fuente de ingreso. En SCAPE estamos muy orgullosos de continuar impactando de forma positiva la vida de nuestros terapeutas.